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1. «El Consejo Argentino para la Libertad Religiosa (CALIR) ha considerado con preocupación la situación creada en algunos países de Europa y Asia a raíz de la publicación de una serie de dibujos alusivos al profeta Muhammad, percibidos como gravemente ofensivos a su fe por parte de los creyentes musulmanes; y las reacciones violentas que esa publicación ha provocado».

2. «La libertad de expresión es una condición necesaria para el pleno desarrollo de las personas, y un bien precioso de los pueblos. Tiene también una estrecha relación con la libertad religiosa, en cuanto posibilita la manifestación pública de la fe y su proposición a los demás. Pero como todas las libertades debe ser usada responsablemente, evitando convertirla en un medio de agresión y de violencia. En una sociedad pluralista, debe tener en cuenta y respetar las distintas sensibilidades, especialmente la religiosa, para evitar herirla. La religiosidad es un valor a cuidar y a promover, que no debe ser ridiculizado o menospreciado».

3. «Por otra parte, ni aún las ofensas que cada comunidad religiosa puede considerar graves, como el caso que nos ocupa, el antisemitismo o la burla a veces soez a dogmas y símbolos cristianos, justifican la reacción violenta, promovida por extremistas que degradan, manipulan y desnaturalizan el sentimiento religioso sinceramente lastimado en muchos».

4. «Estamos convencidos de que el camino para superar estas situaciones y prevenir otras semejantes, es el diálogo. Conocer al otro en su diversidad, sin renunciar a la propia identidad, y apreciar sus valores, es indispensable para la sana convivencia, y para desmentir la naturaleza religiosa de enfrentamientos políticos o de otra índole, que algunos desearían convertir en enfrentamientos entre religiones. Exhortamos a profundizar el camino del diálogo, la tolerancia y la mutua estima, en primer lugar entre quienes creemos en un mismo Dios, y con todas las personas de buena voluntad».